En un reciente artículo publicado en New York Times titulado When it comes to innovation, geography is destiny , Paul Zacharias destaca el papel de determinadas regiones como generadoras de innovación, aplicándoles la definción de clusters regionales de innovación, y poniendo como ejemplo más representativo a Silicon Valley.
El concepto de cluster fue acuñado por Michael Porter que lo definió como: " geographically proximate groups of interconnected companies and associated institutions in a particular field, linked by commonalities and complementarities”. Los clusters son áreas especialmente dinámicas donde se une la disponibilidad de infraestructuras, infoestructuras, talento y financiación, a modo de sustrato para las empresas más innovadoras.
Esta relación entre clusters e innovación ha sido establecida claramente. En el contexto europeo resulta muy interesante el estudio European Clusters elaborado por el profesor Christian Ketels de la Universidad de Harvard, donde pone de manifiesto dicha vinculación, con datos muy significativos respecto a nuestro país.
Sin embargo el gran problema de los clusters como motor de innovación es su propia capacidad para reinventarse a sí mismos. Si volvemos la vista a Sillicon Valley queda clara ese potencial de reinvención que le ha hecho pasar de un cluster especializado en microelectrónica en los años 50 al ordenadores personales en los 80, y a las nuevas vías de servicios web en la primera década del siglo XXI.
Es esta capacidad de creación destructiva lo que singulariza a un cluster de innovación sostenible. El como lograrlo será objeto de un próximo post.
Es evidente que el termino cluster evidencia una poderosa intuición.
La primera vez que lo he visto usar es para reconocer momentos históricos del pensamiento:
Grecia, Alemania, Italia, Viena...en un área geográfica se concentraron talentos de una forma que no parece casual.
Este modelo, en la medida que puede ser reproducido sería algo impresionante.
Publicado por: Jose F. Tamames | febrero 26, 2007 en 03:28 p.m.