No es la primera vez que en esta bitácora se hace referencia al creciente papel de China en el escenario tecnológico. Un papel que despierta simultaneamente admiración y no pocos miedos. En una reciente entrevista en Redherring, John Gage (Chief Researcher de Sun Microsystems) hacía un repaso sistemático del potencial científico-tecnológico chino (ver artículo). En sus propias palabras:
China has standardized on open source, with Linux as a core component, and we’re going to see a round of innovations in provision of mobile services that require high bandwidth because China now has it. When you visit the university, you find a hardworking and dedicated group of students. And enrollments in science and engineering are rising, in contrast to the U.S.
Sin embargo, el desarrollo de este potencial depende en buena medida de un delicado equilibrio entre la libertad y la innovación. De hecho la prensa anglófona a menudo hace el juego de palabras entre "the great wall" y "the great firewall" para ilustrar el control que el gobierno chino mantiene sobre el acceso a Internet.
Asociada a esta visión a menudo se plantea el riesgo que se asume al participar en el despegue tecnológico chino. Un riesgo que de materializa en la pesadilla de un sacrificio del desarrollo tecnológico y económico en aras del control político.
Un ejemplo histórico nos indica la magnitud de esta amenza. A principios del siglo XV, China era sin duda alguna la mayor potencia naval del mundo. Entre 1405 y 1433, el almirante Zheng He, lideraba una flota de 317 buques y 37.000 hombres, que exploro el oceano indico llegando hasta lugares tan distantes como el cuerno de África (actual Somalia) (Mas info sobre el viaje).
Sin embargo, esta política de exploración, muy similar a la que en aquel momento comenzaban a seguir España y Portugal, se vio truncada bruscamente. Como cuenta Geoffrey Parker en su excelente libro "La Revolución Militar", el gobierno chino decidió aislar al país de influencias externas, y las exploraciones navales fueron abandonadas. Entre las causas que se han expuesto destacan la oposición de la corte que percibía estas expediciones como algo ajeno al concepto chino de gobierno, asi como presiones de la burocracia neo-confunciana.
Todo un aviso a navegantes. Y es que la historia es maestra de la vida, aunque no está condenada a repetirse.
En relación con el tema de si es necesario un equilibrio libertad-innovación (y sin que eso suponga toma de posición por mi parte), no estoy tan seguro de que sea necesaria la coexistencia de ambas.
Ejemplo claro puede ser el de la época de la transición española, donde muchos intelectuales pretendían no crear con más calidad por el cerrojo a que la censura les tenía amarrados. Al abrirse en el 78 la situación política, la mayoría de ellos no sólo no aportó nada nuevo, sino que se deshicieron en el tiempo como un azucarillo en el café. Y perdón por la patética metáfora, pero tengo sueño.
Saludos
Publicado por: Julián de Cabo | junio 24, 2004 en 05:13 p.m.